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 RUTA 1 - SIERRA DEL CASTILLO 
 

 

Se inicia el recorrido en la calle Cobañera. La subida es de dos kilómetros y el desnivel llega a los 325 metros. La primera etapa es hasta la emblemática peña Cobañera.

Longitud: 2 km (ida)
Desnivel: 325 m
Bicicleta: No recomendable
Tipo de ruta: Lineal
 

Sierra del Castillo

 Existen varias formas de acceder y recorrer la Sierra del Castillo: dos pistas forestales circunvalan sus laderas a dos niveles distintos, comunicadas entre sí por dos o tres caminos intermedios. Aparte de esta red que podríamos denominar principal, existen múltiples sendas que facilitan un acceso más rápido y directo, pero también más duro e incómodo, a la cumbre. Incómodo porque su piso se verá en ocasiones descarnado por el paso de las motos, cuyo uso acentúa los procesos erosivos.

La forma elegida para iniciar la subida es a partir de la calle Cobañera, un vial que parte casi de la misma plaza conduciéndonos al final del pueblo con la vista puesta en ese hito natural de Collado Mediano, del cual esta calle toma el nombre. Para subir a las peñas de La Cobañera a la izquierda sale una pista cementada que da acceso directo al depósito de agua. Desde aquí hay que buscar con cuidado una senda que parte desde la misma alambrada, y se alza después hasta el pie de las peñas por medio de una serie de escalones de piedra.

La Cobañera es un pequeño monumento natural formado por dos tors o tolmos graníticos que crean un balcón simétrico con una gran piedra lisa en el centro a modo de mesa. Estos tors poseen en su interior dos oquedades debidas al desplazamiento de las lajas, más grande la de la peña izquierda debido a un semiderrumbe de su arquitectura, muy probablemente a causa de un rayo.

Desde La Cobañera seguiremos subiendo ladera arriba hasta llegar a una caseta del Canal de Isabel II, por donde pasa la primera pista forestal que rodea el monte. Unos metros más a la izquierda queda un cruce de caminos entre esta pista y otra que sube a través del pinar, algo desdibujada entre unas piedras. Tomaremos esta última, que cobra forma unos metros más arriba, hasta llegar -tras una gran curva- a la segunda pista o pista de arriba. Este trayecto puede, como a menudo ocurre en la montaña, acortarse por una senda que ataja cortando las curvas de nivel. El tiempo que se ahorra son unos dos o tres minutos, pero a costa, eso sí, de incrementar el esfuerzo.

Esta segunda pista, que tomaremos hacia la derecha en dirección este, rodea el monte en un trayecto casi llano. Caminando por ella veremos a unos cien metros, un poco apartado hacia la derecha, un segundo mirador, a 1.180 m de altitud, desde donde los ruidos de la actividad del pueblo quedan ya neutralizados por el ambiente propio del pinar. Es momento de relajarse, pues lo que espera a partir de ahora es un duro tramo de subida que encontraremos a nuestra espalda por una ancha senda que acabará cortando perpendicularmente la ladera. Iniciado este tramo dejaremos a la derecha, medio escondida, una casa de piedra. Esta casa no pertenece a ningún avezado vecino que haya encaramado su residencia en medio del cerro, fue construida por el ICONA y actualmente pertenece al ayuntamiento.

La dura subida comenzará a atenuarse alcanzando uno de los lugares más bellos del recorrido: una majada rodeada de pinos silvestres (reconocible por su tronco alto de color rosado) y alguna encina de gran porte. Hemos superado la sierra y al fondo se observa ya el entorno del pueblo de Navacerrada bajo la gran mole de La Maliciosa, pero falta todavía subir a la cumbre (en realidad las cumbres) de la Sierra del Castillo. Desde la misma pradera veremos un camino que sale hacia la derecha, abandonando el que se dispone a bajar hacia el norte. Un camino que pronto inicia una fuerte y engorrosa subida, pues habrá que transitar por una hendidura provocada por motoristas, que a su paso han segado la antigua senda.

El camino acabará suavizándose algo más arriba en un trayecto seseante flanqueado por jara estepa, zarzas, rosales y algún berceo. Senda que evita pequeños roquedos, antesala de las casi media docena de pequeñas cumbres que compiten por coronar la Sierra del Castillo. La ganadora será una singular peña sobre la que se eleva una encina, identificable también por una pequeña veta de cuarzo instruido entre el granito, que blanquea a la vista.

Tras coronar esta peña, queda ya volver hacia el sur por una pequeña senda que nos conducirá hacia el mirador de la Sierra del Castillo, una plataforma metálica encaramada entre rocas, donde se dice que incluso en el peor mes de calor veraniego puede disfrutarse de una fresca brisa serrana.

La vuelta se realizará buscando de nuevo el camino ya recorrido.

 

 

 RUTA 2 - DE COLLADO A LOS MOLINOS 
 

 

El recorrido es de 3,5 kilómetros y el desnivel de 80 metros, a pie. Su comienzo coincide con el inicio de la ruta del Cerro del Jaralón, pero tras cruzar el arroyo de las Pozas se toma la vereda izquierda.

Longitud: 3,5 km
Desnivel: 80 m
Bicicleta: No
Tipo de ruta: Lineal

De Collado a Los Molinos

Para ir andando a Los Molinos tomaremos una pequeña parte del mismo camino que en la ruta 3 del Cerro del Jaralón, saliendo por la vereda que se dirige hacia el arroyo de las Pozas. Una vez cruzado, en vez de seguir hacia la derecha giraremos a la izquierda, por otra vereda alfombrada de hierba que conecta con la Cañada Real de Merinas, convertida por aquí en carretera M-621 (Collado Mediano-Los Molinos).

Esta vereda nos ofrecerá un precioso paseo una vez traspasada una verja verde que, tras cerrarla, nos guiará entre un prado a la izquierda y un fresnedal limpio para su aprovechamiento ganadero a la derecha, ambos cercados. Más adelante el camino se interrumpirá por una valla de piedra. A la derecha quedará una entrada a la finca del Montecillo, mientras a la derecha quedará otra verja verde que podremos abrir y cerrar para seguir el camino.

Nada más cruzar esta verja viraremos a la derecha, siguiendo una senda muy frondosa entre encinas, arbustos espinosos y jaras, siguiendo más o menos la valla que delimita la anterior finca. Cubiertos casi totalmente entre vegetación, pero andando con bastante comodidad, saldremos a la carretera de Los Molinos aprovechando un guardarraíl roto. Hay que tener en cuenta que la carretera es sólo una pequeña parte de la cañada real, por lo tanto, para evitar transitar por ésta, la cruzaremos y subiremos la ladera para encontrar sin dificultad una senda justo antes de una vieja alambrada que delimita la vía pecuaria por el oeste.

Subiendo por la senda, llegaremos a un camino que sigue paralelo a la carretera hasta llegar a la entrada de la urbanización La Serranilla, perteneciente al extenso municipio de Guadarrama. A la izquierda se verá la entrada principal a la Finca del Montecillo, mientras que los últimos tramos de la senda llegan al coto que anuncia, junto con un cartel de bienvenida, la villa de Los Molinos.

El espacio antes reservado para la cañada se estrecha al entrar en la primera colonia del barrio de la Estación, hasta el punto de quedar como lugar de tránsito sólo la simple calzada. Como contrapartida, tendremos una travesía tranquila flanqueada de chalets tradicionales, construidos antes de la llegada del turismo masivo. Algo más adelante aparece la desviación a la estación de tren, pero merece la pena seguir por esta calle principal, cruzando a su lado derecho para aprovechar un amplio trecho junto a la carretera (la cañada recupera de nuevo su anchura perdida). Por la otra calle se llega un poquito antes (en realidad, menos de un minuto) pero de forma más incómoda por la falta de acera.

Los bordes de la cañada nos regalará a la vista otros cuantos "hoteles" (chalets tradicionales) y por último, girando la primera calle a la derecha, tendremos la posibilidad de recorrer la calle de los Pinos, llamada así por tener esos mismos árboles surgiendo en medio de la calzada. La estación de tren la encontraremos justo enfrente. Una vez sacado el billete, si la espera se anuncia larga, es recomendable dar una vuelta por este barrio de la Estación hacia el pueblo de Los Molinos. Veréis entonces las mansiones y jardines de mayor calidad estética de la sierra, junto con las de villas como San Lorenzo del Escorial.

 

 

 RUTA 3 - DE COLLADO A NAVACERRADA 
 

 

La longitud de la ruta es de seis kilómetros y el desnivel de 200 metros. El inicio está situado en el parque municipal en dirección norte, hacia el collado de Roblelpoyo por la vereda homónima.

Longitud: 6 km
Desnivel: 200 m
Bicicleta: Hasta la carretera M-601
Tipo de ruta: Lineal

De Collado a Navacerrada

 Para llegar al pueblo de Navacerrada partiremos del parque municipal de Collado Mediano en dirección norte, hacia el collado de Roblelpoyo. La calle Goya, que perfila el límite este del parque, nos dejará, recorriéndola hasta su final, a los pies de un camino que sale esquinado hacia la izquierda. Esta vereda, llamada de Roblelpoyo, sigue rodeando las últimas casas hacia la derecha, aunque el camino que sale escasos metros derecho hacia arriba también tiene conexión indirecta con el collado.

La subida por la vereda es dura pero corta, pronto se alcanzará el collado que antaño cumplió funciones de descansadero de ganado, espacio abierto donde, como su nombre indica, se detenían los rebaños durante unas pocas horas para beber y pastar mientras los pastores descansaban durante sus largas travesías. Todavía puede verse un abrevadero a la izquierda en medio del majadal, mientras que de frente sigue un camino que se desvía de la vereda, cuyas huellas ya son apenas reconocibles entre una pequeña pista que queda cortada a menos de un kilómetro más abajo.

El camino que continúa tras pasar el descansadero es llano y muy agradable para el paseo, discurriendo entre zarzas y rosales que ocultan vallas de piedra. Un pequeño cambio de rumbo hacia el noreste dejará ya bien a la vista la llamada Dehesa del Valle, un pastizal en este caso desarbolado, a excepción del "hilo" de vegetación a lo largo del arroyo de Pozas. Por encima queda el monte de Jarahonda, cuyo relieve aterrazado ha aparecido junto con las altas sierras tras el collado de Roblelpoyo. Enfrente, al final del camino, asoma también la urbanización de El Reajo del Roble, perteneciente todavía al término municipal de Collado Mediano.

El camino se convierte en calle al entrar por la urbanización Mata del Rosal. Al acabar aquella se girará a la derecha y, a unos veinte metros, se verá ahora a la izquierda un corto camino de tierra entre dos chalets que da acceso a la carretera del puerto de Navacerrada. Cruzando la carretera se doblará inmediatamente a la derecha, no entrando en la urbanización, sino bajando por una senda pegada a la carretera. Unas escasas decenas de metros más abajo se verá a la izquierda una verja cerrada, quedando a su lado dos barras verticales que, si nos acercamos, podremos comprobar que se abren hacia lados contrarios subiendo por sus hierros-guías. Se trata de uno de los llamados "pasos de pescadores", tras el cual queda un camino que pasa por una pequeña sauceda, dejándonos finalmente frente al embalse, al lado de un quiosco llamado El Pinarcillo.

El Pinarcillo se llama así por estar enclavado al lado de un pequeño pinar que cruzaremos encontrando casi sin querer una encantadora senda que irá dibujando el límite de las aguas del embalse. La senda pasa primero entre una pequeña alameda y después entre un bosquete de robles melojos que acabará formando una corta pero muy eficaz pantalla que oculta la urbanización de Mata del Rosal.

Más adelante, la senda se separará del borde del embalse para entrar en una pradera, girando después hacia la derecha para seguir todavía comunicando su orilla norte. Se verán ya por arriba las primeras casas de la villa de Navacerrada, comunicada con su embalse por medio de tres accesos resueltos con pasos de pescadores: el primer acceso llevará al oeste del casco urbano; el segundo, recomendado por ser el más directo, llevará al centro; y quedará más allá un tercero que, tras un inolvidable tránsito por una entrañable senda entre la masa de melojar, llegará al este del casco tras girar a la izquierda por la famosa GR-10. La última decisión sobre cómo acceder al pueblo queda, pues, en vuestras manos.

 

 

 RUTA 4 - DE COLLADO A BECERRIL 
 

 

Hay que salir desde el ángulo nordeste del pueblo, al final de la calle Navarra, tomando unas senda cercana. Su longitud apensas supera los cuatro kilómetros y el desnivel total es de 150 metros.

Longitud: 4,1 km
Desnivel: 150 m
Bicicleta: Difícil
Tipo de ruta: Lineal

De Collado a Becerril

Partiremos del ángulo nordeste del pueblo, desde el final de la calle Navarra, tomando unos metros más arriba, a la derecha, una senda diminuta pero fácil de seguir a través de una pequeña parcela poblada por pinos y otras frondosas introducidas. La senda transcurrirá paralela a la carretera hasta alcanzar el camino que parte de ésta y que sigue la media ladera, sin llegar a tocar el pinar que baja por la vertiente de la Sierra del Castillo. El camino sube, abrazado en ocasiones por unas zarzas que dan excelentes moras a finales de verano, hasta llegar a una urbanización todavía incluida dentro del término de Collado Mediano: La Serranía de la Paloma.

El camino dará entonces paso a una calle, pero la ruta debe dirigirse hacia la izquierda, justo cuando se remonta el valle, en dirección a un gran edificio blanco que asoma por arriba. Tomaremos, en dirección al citado edificio, de nuevo otro nuevo tramo que sigue subiendo a la izquierda hasta llegar a la calle de Francisco Javier. La razón de estos desvíos que prolongan la subida es evitar en lo posible andar después por el estrecho arcén de la carretera de Navacerrada. Para ello todavía es necesario abandonar esta larga calle recta de Francisco Javier, tomando contacto con el campo por medio de una nueva senda que sale desde una calle perpendicular a ésta, nada más pasar una pista de tenis a la izquierda.

Esta senda no es apreciable a primera vista. Se encontrará entre el jaral, recorriéndola después hasta que veamos la primera y pronunciada curva a la izquierda. Desde el extremo del arco de esta curva sale otra senda ¡todavía más estrecha!, que nos obligará a caminar rozando con las jaras. Son, en todo caso, unas pocas decenas de metros de enlace con otro camino que sorprenderemos también en plena curva. Allí veremos, en medio del campo, los restos de lo que parece una antigua pared que no son precisamente romanos, sino resquicios de un chalet ilegal posiblemente paralizado al igual que una estructura de hierro situada justo al lado. Entre ambos "proyectos" caminaremos hacia abajo, divisando ya el valle donde se asienta Becerril y los hermosos relieves graníticos del Cerro de las Cabezas, tras el cual se alza el macizo de la Maliciosa.

Llegando a la carretera, no tendremos más que cruzarla para seguir por un camino que es vía pecuaria (vereda de las Cabezas), dejando a la derecha, con su vía de acceso correspondiente, un bunker de hormigón que no pertenece a ninguna guerra civil, sino a la inofensiva red de abastecimiento de agua de Becerril de la Sierra. A la derecha se verán también las edificaciones del Centro de Tratamiento de Aguas, justo por delante de la presa que retiene las reservas hídricas del embalse de Navacerrada.

Un poco más abajo, el camino se convierte en un pequeño caos de sendas que resolveremos dirigiéndonos hacia la garganta del río Navacerrada, en concreto hacia un lanchal vertical que emerge por la otra orilla. Veremos que este afloramiento granítico también resurge por nuestro lado, formando el lugar más estrecho de la garganta. Si nos asomamos, (eso sí, con mucho cuidado, el lugar es resbaladizo), veremos un espléndido bosque de ribera al que bajaremos directamente siguiendo río abajo, pasando por un breve trecho que corta el soto y que nos permitirá vadear el río por unas piedras dispuestas a tal efecto.

Al subir llegaremos a esa sendita empedrada que ya divisábamos desde el otro lado, y que sigue río abajo entrando en el núcleo urbano de Becerril. Este paseo empedrado deja paso, más adelante, a un camino que sigue acariciando otro tramo del río. Finalmente, para dirigirse al centro urbano de Becerril habrá que desviarse hacia la izquierda, atravesando algunas tranquilas calles de este pueblo.

 

 

 RUTA 5 - DE COLLADO A MORALZARZAL 
 

 

Última ruta de la TopoGuía de Collado Mediano, de 6,3 kilómetros de longitud, con un desnivel de cien metros, que puede recorrerse en bicicleta y que parte entre las urbanizaciones Los Linos y El Linar.

Longitud: 6,3 km
Desnivel: 100 m
Bicicleta:
Tipo de ruta: Lineal

De Collado a Moralzarzal

El punto de partida estará esta vez en la carretera de salida a Madrid a su paso por el arroyo de los Linos, o lo que es lo mismo, entre la urbanización del mismo nombre y otra de denominación parecida: El Linar. Lo primero que se encuentra nada más salir hacia arriba, sin embargo, no es precisamente una plantación de esta fibra textil tan mencionada en estos lugares, sino una plataforma circular en medio de donde debía transcurrir el cauce. Única en el mundo, la plaza de toros de Collado Mediano es instalada sobre esta plataforma durante las fiestas de la localidad, pertinaz y desafiante ante cualquier ley de aguas.

Pasada la "plaza", se seguirá dejando el cauce a la izquierda, pero no entrando en la urbanización Monte Collado, sino siguiendo por un camino que prosigue cercano al pequeño soto arbolado. A la derecha iremos viendo como el pastizal deja paso una espleguera, mientras enfrente aparece tras el horizonte la mole de La Maliciosa. Más adelante el camino se corta por una valla de piedra. No nos queda más remedio que subir a la carretera de Navacerrada, girando a la derecha y siguiendo ésta hasta el guardarraíl.

Sin necesidad de saltarlo, seguiremos por fuera de la calzada evitando así andar por el estrecho arcén junto a los coches. Este borde estará a veces un poco inclinado, pero son —en todo caso— apenas 500 metros por un tramo en el que quedará a la vista el amplio prado de Las Salineras, donde adivinaremos el nacimiento del arroyo de los Linos. Recorrido este trecho a la vista de los coches, cruzaremos la carretera cuando nos situemos frente a un concesionario de coches. Algo más arriba se verá el restaurante La Cuba (antigua venta de La Salinera), dominando el ahora urbanizado Collado Mediano, que separa las cuencas de los ríos Guadarrama y Navacerrada. No es necesario subir hasta allí, pues el camino de Moralzarzal sale desde la carretera justo al lado del concesionario, entrando en Los Bolagos, una urbanización perteneciente ya al municipio de Becerril de la Sierra.

Una vez superada esta última urbanización, el camino de Moralzarzal transcurre entre un precioso bosque medio adehesado de roble/fresno y un pinar, pero no es bueno hacerse ilusiones. Pronto llegaremos a otra urbanización que hace desaparecer lo primero, dejando intacto el pinar a la derecha. Sobrepasada ésta, el paisaje natural se recupera de nuevo con esas dehesas cercadas que enlazan, tras el camino, con el bosque de coníferas que baja por la vertiente norte de la sierra del Telégrafo. El camino, claro y recto, se corta más adelante en las inmediaciones de un corral que queda a la izquierda. Estamos ya en el término municipal de Moralzarzal.

Ha llegado el momento, tras pasar el corral, de bajar la cota para encontrarse con otro camino que transcurre algo más abajo al lado de unas frondosas dehesas cercadas, pero antes es recomendable trepar un poco por el berrocal situado a la izquierda para disfrutar de una buena vista general de estas dehesas del valle de río Navacerrada, pobladas por roble, fresno y también alguna encina. Tras el descanso, se bajará hacia ese camino por un curioso paraje de grandes zarzas y rosales dispuestos en rodales junto con unos hermosos ejemplares de enebros. Una vez enfilados en este nuevo tramo, seguiremos dirección este por un tramo que, según podremos comprobar, sigue sirviendo de frontera entre un monte fundamentalmente de pinar y las dehesas cercadas.

El camino se desbarata algo más adelante en varias sendas, pero todas acaban juntándose de nuevo hasta finalizar, en medio del pinar, en otro que corta perpendicularmente. Girando a la izquierda se llegará dando unos pocos pasos a una pista con piso de zahorra, cortada al tráfico un poco más abajo mediante una barra de paso. Estaremos ahora ante el último cruce de la ruta: la pista por la que bajamos acabará en la urbanización El Retamar, mientras que la que cruza viene desde las afueras de Becerril dirigiéndose hacia los prados adehesados de Las Hachazuelas. Cogeremos esta última dirección (hacia la derecha) por esta pequeña pista que irá abandonando el pinar para introducirse en los campos cercados de fresno y roble de Las Hachazuelas, un precioso entorno antes de entrar en ese mar de ladrillo en que se ha convertido el antiguo pueblo de Moralzarzal.

 

 

 RUTA 6 - LAS DEHESAS 
 

 

Su recorrido es de seis kilómetros y el desnivel de 70 metros. Fresnos y encinas imperan en este itinerario que se inicia en el puente que enlaza la vía del tren y la travesía.

Longitud: 6 km
Desnivel: 70 m
Bicicleta: Posible
Tipo de ruta: Circular

Las Dehesas

Auténtica joya natural del municipio, se puede visitar partiendo del puente en el que confluye la vía del tren y la travesía, bajando por unas escaleras que llevan hacia la derecha a la calle de La Zarza. Desde aquí ya comienza a divisarse las masas de encinar y fresneda "ahuecadas" para su uso agroforestal. Bajaremos algo más adelante por la calle Pensamientos para abandonar el casco a partir de la esquina de esta calle con la de Alhelíes, por una zona conocida como Los Pajares. Desde aquí se tomará a la derecha la llamada vereda de Entretérminos, amplia en su inicio, estrechándose después tras derivarse a la derecha la vereda de Fuente Vallejo.

En este segundo tramo caminaremos entre dos vallados de piedra que delimitan campos adehesados con pies de fresno a veces multitroncales y con un pequeño sotobosque alrededor, disposición que confiere una gran belleza a estas fincas, situadas a la izquierda de este tramo. Trescientos metros más adelante la vereda se ensancha en un pequeño descansadero, cerrándose otra vez hasta alcanzar la vereda de Los Molinos. En esta ocasión, el piso de arena queda resaltado por tramos empedrados; posiblemente restos de calzada romana que continuaría más al norte por la conocida calzada que sube al puerto de la Fuenfría, en Cercedilla. Más adelante nos sorprenderá una zanja que tiene aspecto de no ser actual. Se trata, en efecto, de una antigua explotación de pórfido conocido en la zona como gabarro, que se verá con más claridad si entramos brevemente en la parcela derecha.

Tras esta cantera de gabarro, se llega a una encrucijada que hacia la izquierda nos desviaría hacia Alpedrete, mientras que a la derecha nos permite seguir la ruta de las dehesas, esta vez paralelos al arroyo de Los Linos, un cauce que mantiene a su vera unas pequeñas parcelas adehesadas de gran belleza en las que antiguamente se cultivaba esta planta. El problema de este tramo es que debe de ser de ida y vuelta, pues el camino sigue bastante hacia el sur, hasta la misma carretera de Alpedrete-Guadarrama, sin posibilidad alguna de atajar por medio.

Es interesante llegar, por lo tanto, hasta una granja de casetas blancas situada a menos de medio kilómetro más allá por un tramo que nos permitirá disfrutar a la izquierda de los linares antes mencionados, mientras que a la derecha queda una dehesa mucho más abierta, casi en forma de sabana. A la altura de la granja hay además una interesante vista hacia el encinar de Mataespesa, con su castillo también visible entre la espesura.

Volviendo sobre nuestros pasos llegaremos de nuevo a la vereda de Los Molinos. Una vez dejada la vereda de Entretérminos a la derecha —por donde bajamos minutos antes— se seguirá entre unas fincas de aspecto algo abandonado, salpicadas de retoños de encinas entre frecuentes afloramientos de granito. Se alcanzara así el corazón de las dehesas de Collado, situándonos en una encrucijada más de vías pecuarias, muy maltratada en éstos últimos años, pues esta llena de escombros.

Siguiendo siempre de frente se dejará a la izquierda el cordel del Carrascal, quedando de nuevo enfilados ante la vereda de Los Molinos. Es entonces cuando hay que ir fijándose muy bien en la valla renovada de piedra situada a nuestra derecha, hasta acabar viéndose una puerta de hierro con un mensaje que pide cerrarla al pasar. No hará falta abrirla, pues existe justo al lado un paso con unos pequeños escalones de piedra para superar la valla. Entraremos así en la dehesa comunal de Collado Mediano. En este último tramo dejamos de andar por cordeles y veredas para internarnos en una de estas dehesas que hasta ahora hemos visto tras vallas de piedras. Hay un camino no muy bien dibujado que se dirige hacia el norte, es decir, hacia el pueblo. Le seguiremos sin mucha dificultad hasta encontrarnos entre una preciosa fresneda, salpicada de alguna diminuta cantera, que acaba al fondo en una valla metálica que marca el límite con la urbanización Monte Golf. ¿Cómo superar esta valla? Habrá que buscar primero hacia la derecha un pequeño campo de fútbol. Una vez localizado, será ya más fácil ver un estrecho paso de peatones a través de la valla que nos situará ya de nuevo en pleno suelo urbano.

Pero el recorrido todavía no ha acabado. Si nos dirigimos hacia la derecha por la calle Jara, la cual dobla hacia el norte, y nos fijamos bien al llegar frente al número 143 de esta calle, veremos que sale una pequeña senda que atraviesa la fresneda, acabando en el camino que conecta con la calle Hortensias. De esta forma se acorta el trayecto de vuelta al centro del pueblo, disfrutando además de un entorno natural que, por su cercanía al casco, puede correr el riesgo de desaparecer en un futuro.

 

 

 RUTA 7 - CERRO DEL JARALÓN 
 

 

Con un desnivel de 140 metros y una longitud de 2,3 kilómetros, el itinerario a esta una estribación hacia el oeste de la Sierra del Castillo comienza en el paseo de María Cristina.

Longitud: 3,5 km
Desnivel: 140 m
Bicicleta: Todoterreno
Tipo de ruta: Circular

Cerro del Jaralón

El paseo de María Cristina, calle que sigue las vías del tren tras pasar la estación, será la lanzadera para iniciar la ruta tras este cerro. Un pequeño monte que toma el relevo a la sierra del Castillo para albergar en su ladera sur el pueblo de Collado Mediano. La calle del Túnel, perpendicular al paseo, nos indicará el lugar para cruzar las vías del tren. Tras ellas bajará una senda que rodea las últimas edificaciones del oeste de Collado hasta llegar al cruce de las carreteras de Guadarrama y Los Molinos.

Desde este cruce sale a la derecha un camino recto que transcurre entre dehesas cercadas y un monte totalmente poblado de chaparras. Al final de la recta el camino se bifurca en dos tramos, uno cruzará el arroyo de Pozas para bordear después su orilla derecha (dirección del cauce), mientras que el otro lo remonta cercano a la orilla izquierda. Seguiremos por este último penetrando en el chaparral y girando todavía en dirección al valle del arroyo de Pozas, conocido más arriba con el topónimo de la Dehesa del Valle.

Más adelante divisaremos el terraplén del ferrocarril, que parece tragarse el camino sin remedio, cortando el paso hacia la Dehesa del Valle. Ciertamente el camino antiguo se corta, pero es posible pasar al otro lado por un paso que, pegado al terraplén, da acceso a un túnel que comparte el mismo arroyo con un pavimento elevado de piedra. Pasado este túnel, al otro lado nos espera un bosque ripario de sauces, enmarañado entre formaciones arbustivas de gran altura (rosales, etc.), que poco a poco iremos superando siguiendo un camino que va tomando altura entre un monte de encinar bastante degradado, esto es, un monte donde la jara domina sobre la misma encina.

El camino no tiene pérdida, e irá remontándonos casi sin darnos cuenta hasta uno de los collados que modela la sierra de Jaralón. Durante el trayecto veremos como la jara estepa se va imponiendo a la pringosa, siempre con presencia de la encina y algún ejemplar aislado de pino y enebro. Una vez situados en el collado, puede visitarse la cima del cerro de Jaralón siguiendo durante tres minutos una senda que sale hacia la derecha. Llegaremos así a la cima del cerro, que consta de dos pequeños domos separados por un hueco que veremos decorado con unas piedras formando dos círculos concéntricos. Un detalle que no procede de ningún monumento megalítico, sino más bien de la obra de algún vecino que decidió decorar el lugar a su manera de forma anónima.

El camino sigue su curso, dejando atrás la panorámica de Siete Picos y Puerto de Navacerrada para ofrecer al otro lado una vista alta del pueblo de Collado y la rampa que sigue hacia Alpedrete y Galapagar. Veremos que este camino no lleva directamente al pueblo, sino que se dirige manteniendo la altitud hacia el collado de Roblelpoyo. Para bajar a Collado habrá que fijarse en un camino que desciende hacia la primera urbanización visible desde arriba, llamado Los Arroyuelos. Más abajo se llegará, siguiendo la calle Goya, a la altura del parque municipal.

 

 

 RUTA 8 - CERRO DEL TELÉGRAFO 
 

 

Comienza en la carretera M-601, una vez pasado el kilómetro 6, por un camino a la derecha accesible tras una puerta preparada para el paso de caminantes. La longitud es de 6,4 kilómetros y el desnivel de 330 metros.

Longitud: 6,4 km
Desnivel: 330 m
Bicicleta: No
Tipo de ruta: Circular

Cerro del Telégrafo

La ruta parte desde la carretera M-601 (Villalba - Pto. de Navacerrada), una vez pasado el kilómetro 6, por un camino a la derecha accesible tras una puerta preparada para el paso de caminantes (la puerta de acceso de vehículos está cerrada). Para llegar desde el pueblo a este camino se aconseja atravesar la urbanización Monte Collado, desde su entrada por la calle Linar (paralela al arroyo de los Linos), siguiendo después por el pasaje Bola del Mundo, donde se verá a la izquierda unas escaleras que son seguidas de un pasadizo que da acceso a la calle de arriba. Esta calle nos conducirá directamente hacia la salida de la carretera M-601, cerca del mencionado kilómetro 6.

Una vez situados en el camino, éste se sigue sin problemas entre los primeros pinos que jalonan la ladera oeste del cerro, por una subida que se atempera algo más adelante descubriendo un paraje en cierto modo insólito, pues el pinar deja paso, en medio de esta vertiente, a una fresneda adehesada en la que aparecen incluso ejemplares de roble melojo. Este lugar se conoce como las Cercas de Rehollo, una vaguada oculta entre las laderas del cerro.

El camino transcurre llano por este agradable paraje rodeando la cerca de piedra, por eso cuesta abandonarlo si se quiere iniciar la subida al cerro. Para localizar este nuevo tramo de subida es necesario fijarse primero en un bosquete de robles situado a la derecha, frente a él se perfilan en aspa dos caminos, uno formado por un simple desbroce del tomillar (cuidado, éste puede desaparecer con el tiempo) y otro a la derecha que profundiza más el terreno, el cual nos conducirá en una subida dura, directa y sin descanso, hasta la cumbre.

Remontada la cumbre del cerro, el camino desaparece, pero es fácil encontrar otro que transcurre cercano a las cimas simplemente avanzando unas decenas de metros en dirección norte, frente a una panorámica que se abre según avanzamos, apareciendo primero la línea de cumbres de Siete Picos, Puerto de Navacerrada, Guarramillas y Maliciosa, después el pinar de la Barranca y, finalmente, las villas de Becerril y Navacerrada, separadas por el embalse.

Este camino de subida desde Los Balagos (Becerril) al cerro del Telégrafo será ocupado más adelante por una nueva pista que viene desde Moralzarzal y llega a las inmediaciones de la Cabeza Mediana (se llama así a la cumbre más alta del Cerro del Telégrafo). La Cabeza Mediana está indicada por un punto geodésico, un cilindro de hormigón en medio del llano que, como ya se dijo anteriormente, suele modelar las cumbres de la Sierra. Más adelante se ve la Torre del Telégrafo, fantasmagórica entre las altas praderas donde suele pacer el ganado, desde cuyas inmediaciones puede apreciarse la panorámica sur: la rampa contrastando en el horizonte con la campiña terciaria, tras el escalón de la falla de Torrelodones, y los últimos relieves de una sierra de Guadarrama que desde aquí se mezclan en la lejanía con las primeras estribaciones de las sierras de Gredos.

La bajada al pueblo se realiza por la vereda conocida como de las Cercas de Rehollo. Como su localización no es sencilla, habrá que tomar puntos de referencia: bajando desde la torre por un camino dirección sur (Villalba) habrá que fijarse en el pinar que queda a la izquierda. Cuando acabe éste se podrá ver también a unos veinte metros a la izquierda un poste de piedra entre alambradas. Este poste marca el punto donde confluyen los términos de Collado Mediano, Alpedrete y Collado Villalba. Si trazamos desde el poste una línea imaginaria que corte perpendicularmente el camino, ésta nos llevará en dirección a la vereda, la cual puede adivinarse todavía medio borrada sobre la pradera.

Dejaremos a la derecha unas pequeñas encinas para "precipitarnos" después por la vertiente. La vereda baja a tumba abierta, con una pendiente que se incrementará aún más por la llamada Ladera del Cañal de Arriba. Menos mal que pueden aprovecharse las terrazas de repoblación para recortar la ladera, eso sí, sin perder nunca la referencia de la granja situada abajo que domina las Cercas de Rehollo.

Esta granja, construida en piedra, la dejaremos, tras pasar una puerta, a la derecha siguiendo el camino que nos conducirá a la carretera. Pasaremos, en este último tramo, al lado de una residencia canina con anticuario incluido donde se venden algunos objetos artesanales de laboreo tradicional (trillos, jugos, artesas, etc.). La vereda de las Cercas de Rehollo continuará, tras pasar la M-601, convertida en la carretera de acceso a Collado Mediano (M-863).

 

 

 RUTA 9 - CORDEL DEL CASTILLA 
 

 

Este cordel une la Cañada Real Segoviana con la Cañada Real de Merinas y discurre en  buena parte en el límite con Navacerrada, entre la Peña del Sol y Jarahonda. Longitud: 6,2 kilómetros. Desnivel: 110 metros

Longitud: 6,2 km
Desnivel: 110 m
Bicicleta: Difícil
Tipo de ruta: Lineal

Cordel de Castilla

El Cordel de Castilla es una vía pecuaria que une la Cañada Real Segoviana, a su paso por Cerceda, con la Cañada Real de Merinas, en su tránsito por Los Molinos. Este trayecto coincide en gran parte con el límite entre los términos de Collado Mediano y Navacerrada, surcando las lomas y vaguadas situadas entre la Peña del Sol y Jarahonda que recuerdan paisajes norteños.

Se iniciará el recorrido a partir de la urbanización de El Reajo del Roble, un enclave al noreste del municipio. Aproximadamente desde el punto kilométrico 9.500 de la carretera de Navacerrada sale, antes de pasar a esta urbanización, un camino tras una valla accesible por dos puertas, una para vehículos, cerrada, y otra entornable para peatones. También se verá un cartel que prohíbe perros sueltos, seguramente puesto por ganaderos que quieren evitar que los perros de los cazadores molesten al ganado.

Una vez dentro se tomará el camino principal que sigue a la derecha para irse separando después de la carretera hasta divisar un corral construido con cemento. Estamos en pleno cordel, que sube monte arriba paralelo a una valla de piedra, tras unos alambres de metal supuestamente ilegales. Habrá que pasar por lo tanto la puerta metálica que queda a la derecha para volver después a entrar al cordel por un hueco de esta valla situado a unos 50 metros.

Seguiremos subiendo la suave rampa junto a la valla, a la vez que irá apareciendo a la izquierda el valle del arroyo de Pozas y, como fondo, una rampa serrana que oculta el pueblo de Collado Mediano tras la falda sur de la Sierra del Castillo. Algo más adelante aparecerá el Cerro de Jarahonda y también un jaral que invade totalmente el trayecto del cordel. Habrá que pasar de nuevo al término de Navacerrada aprovechando un hueco en la valla dirigido por un reguero marcado sobre la hierba. Enfrente queda el Cerro de los Agregados, hacia donde dirigiremos nuestros pasos atravesando un chirpial de roble cubierto con jara estepa y algún melojo de porte arbóreo. El paso no está claramente dirigido por ningún sendero, pero no será difícil llegar arriba, teniendo siempre en cuenta no alejarse demasiado de la valla de piedra que delimita ambos términos.

El cerro de los Agregados, como es común en estos casos, está coronado por unas peñas tras las cuales aparecerá la ermita de San Antonio, recientemente rehabilitada. Tras la visita, y después de echar un vistazo al vigoroso melojar que vierte hacia el otro lado, llega la hora de volver a retomar el cordel aprovechando, en una parte de la valla, un gran canto hincado en el terreno que ayuda a pasarla. Jarahonda aparece ahora en primer plano, con su "típico" aterrazado de repoblación dominado de momento por el jaral. El cordel de Castilla queda ahora claramente delimitado al otro lado por una vallado bajo de alambre, quedando ante nosotros un tramo de unos 30 metros de ancho que, pasado un recuenco en medio de la loma, comienza a invadirse de nuevo de mato-rral. Quedará, aún así, un hueco justo para alcanzar un camino que se dirige a la entrada norte de la finca de Jarahonda, señalizada con un ciprés.

No es ésta, sin embargo, la dirección que debemos seguir si queremos recorrer el cordel, ahora perdido entre la jara. Debemos "huir" de nuevo hacia territorio de Navacerrada utilizando el hueco abierto en la valla por el anterior camino. Para librarnos de la jara alcanzaremos la inmediata pradera que anuncia el nacimiento del arroyo de la Veguilla, bajando por un paraje realmente idílico donde encontraremos la fuente del Vallecillo entre bellos ejemplares de melojo y un prado ondulado de montaña que se extiende hacia el próximo Cerro de la Rueda. El término de Collado Mediano queda a escasos diez metros de este encantador paraje, tras la valla que oculta el pinar "jarahondés".

Por debajo de la fuente veremos que brotan las aguas del propio arroyo, que bajan hasta toparse con una valla tras la cual se abre una pradería más amplia. La ruta deberá separarse ahora del arroyo y para ello dejaremos a nuestra izquierda un gran ejemplar de roble, pasando por un charcal "decorado" con algunas ruedas de coche. Veremos entonces dos mojones: uno pequeño donde se verá grabado de arriba abajo "MP 25 93" y otro más alto y antiguo, inserto en el vallado, en el que todavía se hacen visibles las letras grabadas en la roca "Término de Navacerrada". En este momento nos situamos en el punto de encuentro de los límites de Collado Mediano, Navacerrada y Cercedilla.

Pasaremos a este último término evitando pasar al prado (propiedad privada), siguiendo la valla de piedra que nos conducirá al final de la ruta. La valla, y la senda que le acompaña, rodea el prado por arriba, quedando más abajo el cauce del arroyo que sirve de límite entre los términos de Collado y Cercedilla. Más hacia delante, tras pasar al lado de una piscina y una primera casa con tejado de pizarra, nos lo encontraremos de nuevo, frente a una valla más alta y recia que irá marcando el límite del municipio de Collado albergando un pinar de gran porte. A la derecha queda un terreno libre, muy deforestado por su tradicional uso ganadero, perteneciente a las laderas cada vez más bajas que forman parte de los Cerros de las Ruedas, Peña del Sol, y Golondrina.

La valla irá creciendo más abajo en altura hasta tapar casi por completo la casa principal de Jarahonda, una mansión rodeada de espacios ajardinados. Más allá se divisará ya El Chaparral, perteneciente al municipio de Los Molinos, lo que significa perder de vista definitivamente el término de Collado Mediano. La senda sigue, entrando en una pequeña vaguada, y siguiendo después fielmente el borde de la valla. Pero ha llegado ya el momento de pasarla por encima, y para ello hay que fijarse muy bien, nada más pasar esta pequeña vaguada, en dos piedras que sobresalen a diferente altura en la valla. Esas dos piedras son dos escalones para pasarla. Al otro lado se verán otros cinco o seis más, emplazados para bajar a la carretera de acceso a la gran finca de Jarahonda.

Ya sólo queda llegar a la estación de Los Molinos, a unos dos kilómetros de distancia, alcanzando primero el tramo de carretera de Guadarrama a Navacerrada hace poco abandonado (y sustituido por otro que ha creado el más grave impacto ambiental de la zona), y bajando después hacia la izquierda para encontrarse primero el paso a nivel y más allá la estación de tren que nos comunicará con Collado Mediano.

 

 

 RUTA 10 - CASCO URBANO 
 

 

Iniciamos el recorrido de 4,4 kilómetros en el parque del cementerio viejo y se pasará por diversas calles y plazas, en un terreno sin apenas desniveles apreciables, para concluir en el centro del pueblo.

Longitud: 4,4 km
Desnivel: Inapreciable
Bicicleta: Hay que bajarse por tramos de dirección prohibida
Tipo de ruta: Lineal

Casco Urbano

El pueblo de Collado Mediano nos ha ido dejando a través del tiempo una trama urbana y unos valores patrimoniales populares que hacen interesante un recorrido que difícilmente puede ser circular, al ser un núcleo de caserío muy extendido bajo la falda de la sierra del Castillo. Comenzará el itinerario al lado del cementerio viejo, en un pequeño parque que lo rodea junto con la antigua iglesia construida en el siglo XII en un estilo románico tardío, recientemente rehabilitada. Desde allí nos dirigiremos hacia el centro del pueblo pasando por delante de la Casa de Niños hasta la calle de La Solana, dejando a la izquierda unas casas que son ejemplo de la última fase de la arquitectura tradicional, con cubiertas a cuatro aguas en buen estado de conservación.

La calle de La Solana nos mostrará dos ejemplos de arquitectura tradicional antigua. Se trata en ambos casos de la típica casa serrana guadarrameña, con unos tejados muy tendidos que cubren unos paramentos muy pegados al terreno, realizados en piedra mampostera y con ventanas pequeñas. Una casa se sitúa en el número 13 de la calle, mostrando un patio abandonado pero todavía lleno de encanto; la otra queda al fondo, junto a la calle Palencia. Un poco más adelante aparece el potente muro de la iglesia actual (1782), construida en estilo barroco. Para ver la parte anterior correspondiente al pórtico se saldrá a la avenida de Madrid, abandonándola de nuevo con el objeto de seguir transitando las callejas del casco por la calle de las Escuelas. Dos pequeños caserones gemelos llaman aquí la atención, antiguo refugio de un café llamado La Covañera (antes tal palabra se escribía con v), tal como muestran todavía unos rótulos gastados por el paso del tiempo. Por encima de estos caserones quedan otras pequeñas casas que dan una idea de cómo fue el pueblo hace unas cuantas décadas.

Siguiendo hacia el este (calles Audiencia y Ermita) se llega a la plaza Mayor, lugar central donde se sitúa el Ayuntamiento (siglo XVII), construido en piedra y con una tercera planta posteriormente levantada. Desde aquí andaremos, tras cruzar la avenida de Madrid, unos breves pasos hasta la primera bocacalle llamada del Viento. Este singular callejón es una de las más entrañables sorpresas que guarda el casco antiguo, con un tramo retorcido entre muros y un suelo de piedra que nos traslada en el tiempo, aunque sea brevemente, a un Collado rural que más adelante se alarga en las casucas por detrás del bar El Abrevadero.

Saldremos a la avenida de nuevo por la calle de Las Peñas, cruzándola para llegar a una pequeña plaza (plaza del Pozo) recientemente reformada y flanqueada por unas casitas tradicionales. A la izquierda de esta plaza, por la calle de la Fuente, se entra ya en el ensanche de Collado, apareciendo las primeras casas de veraneo, en piedra de sillar y con nombre propio cada una de ellas (Villa Paquita, La Campoa). Después, bajando por la primera calle a la izquierda —calle de la Pasa— se llega a "el ancla" monumento escultórico en memoria de la Armada erigido en 1972.

Sin salir a la avenida de Madrid nos internaremos definitivamente en el ensanche, con su trama rectilínea proyectándose hacia la estación. El antiguo cine es lo primero que se ve a la derecha siguiendo la calle Real, y hasta llegar al parque se disfrutará de un entorno propio de ciudad jardín, con algunas casas de piedra o de ladrillo resaltado (no plano como ahora) entre árboles decorativos (coníferas, plátanos de sombra) o algunos frutales. Insertos en este entorno urbano, merece la pena desviarse brevemente por la calle Barbarita para encontrarse enfrente la primera casa de veraneo de Collado Mediano llamada Villa Paca, construida en 1898 tras un precioso jardín de entrada. El parque municipal, abundante en plátanos de sombra, ocupa una de las manzanas rectangulares propia de esta trama urbana, con espacio suficiente para acoger un pequeño estanque.

A la estación de tren se llega recorriendo toda esta calle Real. Collado conserva todavía la estación original que ya han perdido núcleos como Villalba o Torrelodones, acogida en un caserón de amplios vanos con una fachada en piedra de sillarejo y mortero encalado que le otorga un aspecto resplandeciente. En el entorno de la estación también queda un ejemplo de la llamada de arquitectura ferroviaria (4), una casa con muros de piedra pero con recercos y otros elementos decorativos en ladrillo. La encontraremos en la calle Francisco Pacheco nº 1, justo antes del bar de la estación.

Desde la estación de tren se puede completar la ruta prosiguiendo por la calle María Cristina, erigiéndose por su flanco derecho algunas mansiones de los cuales al menos una ha sido desmantelada a causa de los típicos procesos especulativos que densifican el suelo urbano. La calle de María Cristina acaba perdiéndose en pleno campo, convirtiéndose en un camino que desaparece cerca del túnel del tren.

Es posible volver al casco antiguo por un trayecto distinto al realizado que evite además la larga travesía del pueblo, desagradable de recorrer debido al intenso tráfico. Para ello hay que salir hacia una colonia antigua con cierto interés patrimonial (el barrio del Ramiro) cruzando (como en la ruta 3) las vías frente a la calle del Túnel para bajar después hasta el límite oeste del casco del pueblo, donde se encuentra, como si fuera un espolón de proa de este casco, una de las construcciones más carismáticas del pueblo: un caserón de arquitectura regionalista con elementos decorativos neobarrocos conocido como la Villa Torre.

El barrio del Ramiro se sitúa al otro lado de la carretera (entrando por la calle Machichaco), una pequeña colonia originalmente de casas de piedra construida en los años 20 y 30 que tiene su salida por la calle del mismo nombre. Desde el cruce de ésta con la carretera baja la calle Postigo, al final de la cual aparece Montegolf, un buen ejemplo de cómo una urbanización no tradicional puede tener también un valor paisajístico notable. Atravesando esta urbanización se llegará finalmente, por cualquier calle de subida, hasta el centro del pueblo.

 

 

 RUTA 11 - DE COLLADO A ALPEDRETE 
 

 

Se sale desde la Plaza Mayor hacia el sur. El itinerario es de 4,3 kilómetros con un desnivel de 70 metros que puede recorrerse incluso con bicicleta que conduce hasta Alpedrete por el camino de la Posada.

Longitud: 4,3 km
Desnivel: 70 m
Bicicleta: Sí (camino escalonado)
Tipo de ruta: Lineal

De Collado a Alpedrete

En esta ocasión se saldrá de la plaza del ayuntamiento (Plaza Mayor) hacia el sur por las pequeñas callejuelas del casco: la peatonal calle del Baile, la calle Ermita y, pasando tras una plazuela sin nombre, alcanzar el puente que atraviesa la vía férrea. Cruzado este puente, la calle se convierte en un camino que tuerce a la izquierda siguiendo la vía. Más adelante habrá que girar a la derecha, hacia los prados cercados, llegando a una primera bifurcación frente a una finca llamada Cerca Morales.

De los dos caminos habrá que coger el de la izquierda (el otro finaliza algo más allá, frente a la entrada de la citada finca), caminando entre un alto y recio muro de piedra a la derecha y una pantalla vegetal formada por zarzas y pequeños olmos. Se llegará así hasta el cauce generalmente seco del arroyo de los Linos, por donde podrá apreciarse justo enfrente una diminuta y encantadora parcela (el campo cercado más pequeño del municipio) donde conviven una decena de fresnos entre un tupido manto herbáceo. Las parcelas tendrán por aquí una configuración característica, diferente de las dehesas que se expanden al oeste, con unos pies de fresnos simplemente rodeando, junto con las vallas de piedra, unos prados todavía utilizados por ganado vacuno.

El camino irá configurando ahora una larga curva hacia el oeste, siguiendo una valla de piedra que queda a la derecha. Quedaremos así de nuevo al lado de la vía de tren, que también dibuja una extensa curva por el valle, llegando más adelante a divisar la Casa del Soto, una preciosa casa blanca cubierta con tejado de pizarra y decorada con esquinas y recercos en piedra resaltada. Pero antes de llegar a esta casa, saldrá el camino que cruza las vías. Tras ellas dejaremos a la izquierda una higuera, e inmediatamente por arriba quedará ya el cartel vertical de Adra, correspondiente a un almacén de materiales de construcción que completa el corredor "duro" del municipio, formado por algunas naves industriales y el vertedero.

Girando, tras andar unos pasos, todo a la derecha, alcanzaremos la entrada de Adra, llegando algo más arriba (siguiendo el camino más ancho) a una curva desde donde sale a la derecha el camino vecinal que nos conducirá directamente a Alpedrete. Este camino conocido como de la Posada comienza atravesando un encinar, culminando la ladera a la altura de la Cerca del Canchal, una finca perteneciente ya a este municipio y accesible por un camino que sale algo más atrás a la derecha. La rota bordeará esta Cerca a su derecha, dejando a la vista una vegetación rala de encina, fresno y algún arbusto espinoso que contrasta con un rico pastizal que enverdece con las primeras lluvias de otoño.

El camino de la Posada no tiene ya pérdida, cualquier bifurcación que se vea a partir de ahora no será más que un breve bucle que vuelve a encontrarse de nuevo pocos metros más allá. Este camino vecinal será una sucesión de tramos lisos y arenosos con otros más accidentados y enlosados por lanchas de piedra granítica, dejando a la derecha un bosque de roble y fresno (predominando al final éste último), mientras que a la izquierda surgirá una vaguada más profunda poblada por un melojar puro que chocará directamente contra las paredes de los primeros adosados de Alpedrete.

Al final de camino encontraremos un núcleo en plena efervescencia constructiva que sitúa al casco antiguo cada vez más alejado de sus dehesas norteñas. La ya larga calle de Collado Mediano nos dejará al alcance de esas pequeñas manzanas que resguardan el ayuntamiento y la iglesia-fortaleza de la localidad.

 

 

 RUTA 12 - DE COLLADO A MATAESPESA 
 

 

Su longitud es de 5,1 kilómetros y el desnivel de 40 metros. Se inicia el paseo encaminándose hacia las dehesas desde la calle Pensamientos (entrada sur de la urbanización La Vega), por la zona de Los Pajares.

Longitud: 5,1 km
Desnivel: 40 m
Bicicleta: No
Tipo de ruta: Lineal

De Collado a Mataespesa

Para dirigirnos hacia Mataespesa de Alpedrete de nuevo se saldrá hacia las dehesas desde la calle Pensamientos (entrada sur de la urbanización La Vega), por la zona de Los Pajares. Desde esta salida se seguirá de frente, bajando hacia el arroyo de los Linos por una amplia vereda flanqueada por muros de piedra y altas zarzas. Una vez cruzado el arroyo, viramos a la derecha del camino para llegar hasta una puerta (la segunda a la derecha) denominada de Canto Chico, que puede ser traspasada ya que —no olvidarlo— estamos transitando por una vía pecuaria, la cual siempre deben de tener una servidumbre de paso.

Dejando atrás la puerta entramos por una finca conocida como El Vedado, muy poblada de encinas y fresnos, y con un pasto que suele ser muy aprovechado por el ganado. Saliendo de la finca a través de otra puerta seguiremos paralelos a la vía del tren hasta encontrar otra más, tras la cual seguiremos bajando en esta ocasión hacia una zona conocida como Los Robledos, donde en épocas anteriores pudo haber robles, pero que hoy por hoy se verá sólo fresno, encina y algún enebro de porte arbóreo. Esta zona es la que posee el mayor valor ecológico de toda la ruta, con una vegetación que presenta toda la serie de estratos: herbáceo, subarbustivo (cantuesos, tomillos) arbustivo (jaras) y arbóreo. A la izquierda quedan unos pequeños campos adehesados y cercados —antiguos linares— que poseen un gran valor biológico, paisajístico e incluso cultural. En este tramo, la vereda quedará reducida a una pequeña senda, no siempre fácil de seguir, pero que discurre siempre más cercana a la valla de piedra que a la vía del tren. Salir de esta finca resultará un poco complicado debido a un vallado ilegal (sin adecuar una servidumbre de paso) instalado recientemente, pero este no es ni mucho menos un obstáculo insalvable. A partir de aquí el camino baja hacia la dehesa traspasando las llamadas Puertas Negras, o sube cruzando por debajo la vía del tren en dirección a Alpedrete. Cogeremos pues este último tramo pasando por unos lugares donde se explotó hace muchos años pequeñas canteras. El camino sube serpenteante hasta alcanzar arriba una finca vallada y poblada de pinos que medio ocultan una casa de piedra llamada de Sarajes. Seguiremos el camino que transcurre al lado de la valla de esta finca hasta pasar otra puerta, esta vez abierta y de madera, que será también puerta de entrada al término municipal de Alpedrete.

Ahora hay que seguir este estrecho camino, pero fijándose con mucho cuidado en la valla de piedra que queda ahora a la derecha. Esta valla está rota por varias partes, y en uno de los rotos veréis que parte una senda entre típico monte medio carpetano de Quercus ilex que se conoce con el nombre de encinar de Mataespesa. Seguiremos esa senda, hasta llegar pronto a un cruce con otra. Girando a la derecha llegaremos a pasar al lado de una casa de piedra en ruinas. Después dejaremos también a la derecha otra muy deteriorada por el paso del tiempo rodeada por una valla propia. La senda ahora se ensancha algo, pasamos bajo un tendido eléctrico de alta tensión; aunque no lo parezca estamos ya dentro de una vereda que algo más adelante se divide en dos tramos, uno (a la derecha) pasa por delante de un depósito de agua, el otro nos dirige hacia otra casa abandonada pero, justo detrás, aparecerá una construcción que nos sorprenderá agradablemente, se trata del Castillo de Mataespesa. Esta mansión-fortaleza, emblemática en Alpedrete, fue una residencia señorial construida en el siglo XIX que consta de tres cuerpos: dos laterales bellamente almenados y uno central —también coronado con almenas— que sostiene un estilizado pórtico.

Tras el castillo aparecerá un camino empedrado, lo seguiremos hasta llegar a la urbanización de Mataespesa. La calle del mismo nombre nos conducirá hasta la misma estación de tren.

 

 

 RUTA 13 - DE COLLADO A GUADARRAMA 
 

 

La ruta comienza en la calle El Ramiro del barrio homónimo. La longitud es de 5,9 kilómetros y el desnivel de 40 metros. Se transita por parte de la Cañada Real de Merinas.

Longitud: 5,9 km
Desnivel: 40 m
Bicicleta: Posible
Tipo de ruta: Lineal

De Collado a Guadarrama

 Tomando como referencia El Ramiro, el barrio más al oeste de Collado Mediano, se tomará la calle del mismo nombre hasta ver una desviación a la izquierda indicando el Club Canino. De nuevo a la derecha se seguirá por una calle que llegará directamente hasta la carretera de Collado Mediano a Guadarrama. Esta carretera se cruzará unos metros más adelante, donde ya se verá cómo la valla de piedra situada enfrente se abre para dar paso a la llamada Vereda del Atajo Vecinal de Collado Mediano, una vía pecuaria que transcurre paralela a la carretera comunicando ambas villas.

Enfilados en esta vereda, andaremos rodeados de dehesas cercadas de fresno, alguna de ellas abandonada, pasando también por otras de encina que caen desde las últimas laderas del Cerro del Jaralón. Andados unos quinientos metros se llegará al cruce con la Cañada Real de Merinas, que tomaremos hacia la derecha, pues esta vereda que une los dos pueblos será transitable hasta poco más de un kilómetro más allá, quedando después invadida por zarzales y verdegueras. Subiendo por esta cañada que hace de frontera entre los dos municipios aparecerá en el horizonte casi por sorpresa dos grandes moles, primero los Siete Picos, y después, más hacia el este, el Pico de La Maliciosa.

Antes de que esta Cañada Real de Merinas sea tomada por la carretera M-621 de Collado Mediano a Los Molinos, se verá que el camino que discurre dentro de la cañada vira hacia la izquierda evitando la curva de la carretera. Se seguirá este trazado dejando a la derecha un antiguo pajar e internándose por una senda (cordel de la Serranilla) completamente flanqueada por un chaparral de encinas en el que aparece también algún quejigo. En los escasos huecos que queden hacia la izquierda se verá ahora un espléndido paisaje de dehesas de fresno en primer plano, de encinas más atrás (pertenecientes a Collado Mediano) y la Sierra de Hoyo como fondo. Más adelante aparecerá la urbanización Vallefresno, por la cual es necesario internarse si no se quiere evitarla dando un rodeo por la carretera M-614 (Los Molinos-Guadarrama).

Habrá que ir muy atentos a una fila de casas blancas de esta urbanización para abandonar el cordel a la altura de una casa esquinada (número 68 de la calle Pico del Oso). A partir de aquí se bajará dando un rodeo a esta casa hasta alcanzar una pequeña calle paralela que desemboca en la calle del Águila; de esta forma se evitará transitar por la anterior calle, paralela a un tendido eléctrico de alta tensión. La calle del Águila delimita, junto con la calle Peñalara, el cauce del arroyo de Matarrubia. Bajando por esta última calle se dejará un bar con terraza y piscina a la izquierda, centro social de esta urbanización, torciendo luego a la derecha, algo más abajo, por la calle Siete Picos. Transitaremos ahora entre esos típicos setos de arizónica hasta llegar a un fresno situado en medio de la calle. Éste es el punto en el que abandonaremos la calle Siete Picos a la izquierda por una pequeña calle sin salida que deja paso a una senda que nos colocará ya fuera de esta urbanización.

El camino que cruza es de nuevo el cordel de la Serranilla, que ha recuperado de nuevo forma tras haber sido tragada más arriba por la carretera, para dirigirse al sur hacia la villa de Guadarrama. La llegada a las primeras casas de apartamentos de esta localidad no significa estar a unos pasos del centro. Guadarrama es ya casi una ciudad con sus casi 10.000 habitantes censados y con una superficie de suelo urbano ocupando en diversos núcleos 615 hectáreas, más del doble que Collado Mediano. Para llegar a la parada de autobuses habrá que bajar por la amplia avenida que forma la carretera de Los Molinos en su primer tramo, llegando después al puente del río en su tramo peatonal, con una preciosa vista del inmediato puente de piedra. Desde aquí a la calle (travesía) de Alfonso Senra, donde está la parada de autobuses Larrea, se puede subir sin apenas dar rodeo a la iglesia del pueblo, desde donde se verá una atractiva panorámica de la Sierra, bajando después por la calle Reyes Católicos hasta la parada de autobuses.